El romero es una planta aromática esencial en la cocina tradicional del arco mediterráneo, su asentamiento natural.
Su fuerte aroma y sabor, con notas de alcanfor, pino, nuez moscada y lavanda, impregna los productos con los que se cocina, limitando la posibilidad de mezclarlo con otras plantas aromáticas y especias. Combina bien con el tomillo, laurel, ajo o vino, y es un buen sustituto de la sal.
En la cocina se utiliza como condimento para multitud de recetas tanto en seco, machacando las hojas y flores, como fresco a modo de aromatizante pero sin consumirse. También se aprovecha como conservante de alimentos en adobo y en la preparación de encurtidos de aceitunas o alcaparras.
Se emplea en carnes de cordero, ternera, caza y, ocasionalmente, cerdo. Combina bien con los pescados más grasos, como sardinas o caballa, con verduras tipo berenjenas, judías, repollo o tomate, así como con setas y champiñones.
En la cocina tradicional es un ingrediente frecuente en la elaboración de asados, guisos, sopas, salsas, sofritos, pistos o arroces.
Como ejemplo, sobre la paella valenciana una vez cocinada se coloca un ramillete de romero fresco y se deja reposar unos minutos para que recoja sutilmente su aroma.
En la Región de Murcia el romero se emplea en el asado de cordero, potenciando su sabor, en el gazpacho jumillano, aromatizando el plato de presentación, la miel de romero de elaboración artesanal, el arroz con conejo, condimentado con hierbas aromáticas, o las olivas partías aliñadas con romero y limón son muestra de las numerosas recetas tradicionales.
Toda la costa mediterránea es ejemplo de numerosos usos. Los italianos la añaden prolíficamente en pastas, guisos o aromatizando aceites, vinagres y licores aguardentosos. En muchas regiones francesas se elabora una tisana con propiedades digestivas tras una comida copiosa. Además se emplea como antioxidante para evitar que las mantequillas se enrancien y como aromatizante de quesos a las hierbas.