En el año 1882, la ciudad de Cartagena se dispuso a celebrar los tradicionales desfiles procesionales de Semana Santa. Sin embargo, la organización de los mismos no fue nada fácil, pues a las dificultades económicas de la época se añadió un curioso episodio entre Californios y Marrajos, en el que éstos últimos solicitaron portar el estandarte de la Cofradía del Prendimiento, toda vez que hasta pocas semanas antes de las procesiones no estaba confirmada la presencia en las mismas de los Californios.
El diario El Eco realizó numerosas propuestas para mejorar las fiestas, algunas de las cuales fue tenida en consideración; si bien otras, como la de cambiar el itinerario habitual de la segunda procesión del Viernes Santo, motivó la protesta de algunos vecinos, por lo que fue, finalmente, desestimada.
La lluvia dificulta las procesiones
Otro inconveniente que afectó al desarrollo habitual de las procesiones fue la climatología. Debido a la lluvia se tuvo que suspender la procesión del Miércoles Santo, siendo reanudada al día siguiente. Duró 21 horas.