Tras la invasión francesa surgió en Cieza una asociación de aficionados al teatro bajo la presidencia de un tal José Bermúdez Abellán. Las funciones se ofrecían en un patio o corral abierto y los fondos que se recaudaban no debieron ser pequeños puesto que en 1814 llegan a donar 500 reales para la construcción de un puente de madera sobre el río Segura.
Pasados un buen número de años, el teatro se hallaba ubicado en la Casa Hospicio, pero para entonces ya amenazaba ruina. Para resolver la situación, se organizó una colecta con el propósito de lograr fondos con los que poder construir uno nuevo. Sin embargo, el destino no debió considerar aquél el momento propicio puesto que se hundió antes de terminar su construcción.
En octubre de 1887 por fin se decoraba el que se llamaría Teatro Juliá. El pintor y escenógrafo encargado de la tarea era el joven Mariano López Molina. Fue en este escenario donde actuó el murciano Blaya en 1888 como protagonista principal de la zarzuela 'El Relámpago', por cierto, con gran éxito de público, al decir de la prensa del momento. Al coliseo se le hicieron mejoras en el verano de 1889. Se encargó a Manuel San Miguel el telón de boca que confeccionó con terciopelo rojo y la decoración del escenario, según se describe a continuación: 'Sobre una anchurosa grada campea destacando sobre un finísimo celaje, una linda figura representando la comedia; a los pies de la cual y colocados artísticamente, se ven algunos instrumentos musicales... Sobre las nubecillas del celaje juguetean unos angelitos...'
El encargado de las obras fue Francisco Sevilla quien sufrió lo indecible cuando unos días antes de la reapertura ardió accidentalmente parte del techo. Superados todos los obstáculos por fin en agosto de 1889 el Teatro Juliá volvió a reiniciar, a todo lujo, su andadura, fue una zarzuela traída a escena nada menos que por la Compañía de actores y coristas que actuaba en el Teatro Romea de Murcia. Aquél año nació además el Teatro Circo.
En agosto de 1890 los Fantoches Españoles actuaron en el Teatro Juliá y, según parece, no fue ésta la primera vez que lo hacían. Se trataba de una compañía que ofrecía un espectáculo novedoso. Los numerosos personajes eran manejados y coordinados por complejas maquinarias en medio de bonitos decorados que hicieron las delicias de los espectadores.
Otros teatros ciezanos
Coincidiendo con su intervención, la dirección del teatro hacía gestiones para contar con la presencia del afamado actor jumillano Antonio Vico. El ritmo de espectáculos debió mantenerse bien porque sabemos que durante las fiestas de 1893 y 1897 fueron varias las compañías que actuaron; entre ellas la de Pablo López. Y eso a pesar del incendio que se produjo en septiembre de 1893 y afectó al patio de butacas y la cubierta, dejando a Cieza sin coliseo durante una temporada.
Además del Juliá, la escena teatral ciezana contaba con el Teatro Galindo, Salón Azul y Teatro Borrás. Del primero tenemos datos sobre su funcionamiento desde 1900, como local de verano, pero en 1903 ya se convirtió en teatro estable. En agosto de 1904 actuaba la compañía de zarzuela del S. Bueso, pero el verano siguiente hubo de emplearse en obras de mejora, así es que 1906 fue un año intenso de programación: la sociedad local El Progreso organizó funciones de teatro para recaudar fondos y además el ciezano Manuel Marín García estrenó su zarzuela 'bodas modernistas'. En 1907 se representó El Tenorio y lo hizo la Compañía Enrique Calvet.
Por su escenario pasarían además cupletistas como Blanca Azucena (1916), la compañía de zarzuela Galindo (1928) o la Compañía de Carmen Echevarría (1931). Instaló el cine sonoro en 1932.
El Salón Azul daba función en 1909, siendo propiedad en esos momentos de Jerónimo Salmerón que también organizaba sesiones de cine y varietés con la bella Azahar, al igual que hizo durante el verano de 1911.
El Teatro Borrás también perteneció a Jerónimo Salmerón Gómez que lo abrió en 1917 y en 1920 actuó en él la familia Esteso y la crítica de prensa que suscitó, aunque larga, merece la pena transcribirla; dice así:
'Con éxito clamoroso han trabajado durante tres noches consecutivas en el Teatro Borrás, el famoso Luis Esteso, su regocijante compañera La Cibeles y la genial y gentil y jovencita canzonetista Luisita Esteso, cosechando palmas y dinero, y dejando una estela de grandes simpatías, que los que por aquí quedamos, paladearemos una y mil veces, con regocijo franco y lisonjero. Porque el popular y picaresco poeta..., ha evolucionado notablemente, con arte insuperable, sabiendo con acierto hermanar la agudeza límpida y castiza, con su inimitable "vis" cómica, en la presentación de sus nuevos diálogos, monólogos y anécdotas, de auténtico marchamo clásico que se aplauden y se corean con franca simpatía' Su feliz consorte, la llamativa Cibeles, encaja, como anillo al dedo, en sus chácharas sutiles e ingeniosas, formando con el travieso y avispado Luis una pareja inimitable en este nuevo género de alto valor epigástrico. La monísima Luisita, auténtica promesa del arte frívolo, muestra su melodiosa voz, educada pulcramente, en tonadillas sentimentales y vivarachas que fueron bisadas las tres noches entre justas ovaciones, llegando el entusiasmo del público a su límite cuando la precoz artista bailó unos cuantos números coreográficos moviendo los pinreles como la cosilla de Rafael.
El teatro se consolida en Cieza
En octubre de 1928 organizó una función teatral a beneficio de las víctimas del Teatro Novedades de Madrid. A partir de esa fecha encontramos numerosas actuaciones. Así, en enero de 1929 llegó el turno a una compañía infantil dirigida por Antonio Moreno y cinco meses después, lo hacían cuatro actrices también aficionadas, de la propia localidad; ellas eran: Micaela Ros, Adelaida y Pilar Marín y Carmen Marín-Ordóñez Templado. Terminó este año con la presencia de la Compañía Cañete-Ojeda, destacando la actuación de Adriana Robles.
En 1930 debutó la compañía de Genoveva Martínez y Francisco Moya, siguiéndole al año siguiente la de Luis Bori. 'cuando los hijos de Eva no son los hijos de Adán', 'Anacleto se divorcia', 'Las llamas del Convento', La romería de La Cruz' o 'El Tenorio', puesta en escena por aficionados bajo la dirección de José Capdevila, son las obras que se ofrecieron al público en Cieza en 1932.
De muy importante podría calificarse el año de 1933 pues en febrero llegó al Teatro Borrás la compañía de zarzuela de José María Tena con las obras: 'El cantar del arriero' y 'Katiuska', cantadas por el insigne Marcos Redondo, acompañado de Antonio Truyols. Terminó el año con la representación de 'Santa Rusia', de J. Benavente. La Compañía de Luis Peña y J. Rivera actuaron con 'El divino impaciente', de J.M. Pemán en 1934.
Autor: Ricardo Montes