En el verano de 1865 en Totana, le fue descubierto por un campesino, un importante yacimiento de la Edad del Bronce en el cerro de La Bastida. El cerro de La Bastida se levanta sobre la margen izquierda de la Rambla de Lébor, topónimo este que en la ortografía antigua aparece como Ebor. La Bastida ocupa, con sus 448 metros, la altitud media de los cabezos que desde el de El Cejo, con una altitud máxima de 506 y sólo 372 y 388 en la conexión con Las Anchuricas, termina en el cabezo de Juan Climaco con 415 metros.
Partía de la ausencia total de hierro y de la abundancia de cobre, plata y oro, por lo que se trataba de una cultura de la Edad del Bronce. En la Escuela de Ingenieros de Minas, analiza las escorias de fundición que encuentra y que contienen del 6 al 8 por 100 de plomo, trazas de plata y nada de cobre. Así supuso que el pueblo utilizaba el plomo, pero en contra de esta hipótesis, el hecho es que no existía ningún objeto de ese metal ni restos del mismo.
Descubrió la cultura del Bronce Mediterráneo II en su localidad, dada a conocer años más tarde por los hermanos Siret, con el nombre de cultura algariense o algárica/ argárica, que es con el nombre que se ha hecho universalmente famosa.
Tras intentar varias veces la publicación del trabajo, finalmente lo consigue en el Boletín - Revista de la Universidad de Madrid, en 1870, trascrito por Bernardo Saéz.