A poco más de dos kilómetros de la población de San Javier se encuentra la pedanía de La Grajuela. Se sitúa al nordeste y cercana al límite del municipio de San Pedro del Pinatar, formando parte de las poblaciones agrícolas del municipio y de la extensa área geográfica del Campo de Cartagena.
Su paisaje natural, llano y árido, contrasta con las áreas de cultivo, algunas de ellas al aire libre, otras de invernadero, y todas ellas con modernas instalaciones de riego por goteo que permiten, entre tanta aridez, que surjan plantaciones de diversos productos, ya sean melones, pimientos, alcachofas o flor de corte, según la temporada.
Diccionarios geográficos y catálogos de estadísticas hacen referencia a La Grajuela, en el siglo XIX, como un partido judicial perteneciente a Murcia, situación que sabemos continuaba en 1834 y sólo variaría pasado el Trienio Liberal (1820-23), tras la configuración de los nuevos límites municipales. Por distintos documentos notariales sabemos que La Grajuela ya estaba habitada en el siglo XVIII, siendo una población muy dispersa en la que se repartían, como hoy, diversas fincas de cultivo con casas y aljibes de sus propietarios.
Hoy día aún quedan restos de edificios que nos recuerdan la vocación eminentemente agrícola de la localidad, como es el caso de dos molinos harineros, uno de agua en la finca Los Pérez y otro de viento en la finca de El Molino. Vestigios que forman parte de los restos históricos de la vida común de estos pequeños pueblos del Mar Menor durante el siglo XIX.
La Grajuela está inmersa en un área de secano del Campo de Cartagena. Una llanura típica en esta área geográfica y cuyo paisaje de tierras de cultivo intensivo con modernos sistemas de riego es común a otras localidades vecinas como el Mirador o Pozo Aledo.
La mayor parte de la vegetación de este terreno se extiende en los terrenos roturados y preparados para los cultivos intensivos. Cítricos, hortalizas y flor de corte son los principales cultivos. Bajo invernadero el producto estrella es el pimiento y al aire libre el melón, especialmente el cantaloup.
El resto de la vegetación se reduce al monte bajo de esparto y malas hierbas, y a ejemplos esporádicos de especies ornamentales como las palmeras y algunas coníferas. Las paleras de higos chumbos también son frecuentes.
En cuanto a la fauna del lugar, queda reducida esta al numeroso grupo de las aves y a los clásicos ejemplos de reptiles, y pequeños mamíferos como ratones de campo o conejos. Mirlos, gorriones, palomas, lagartijas colilargas, serpientes de cogulla, o erizos completan el repertorio faunístico.
Todos los pueblos del municipio de San Javier tienen en su cocina una amplia influencia de los productos del mar, buena parte de su recetario lo ocupan especialidades de pescado y marisco. El mujol y la dorada a la sal, el caldero, guiso de arroz y pescado, los entrantes con langostinos y toda la amplia gama de salazones, mojama, hueva y atún de ijada, son quizá las recetas que más identifican la cocina de los pueblos de San Javier.
Pero, siendo La Grajuela un pueblo agrícola, no hay que olvidar las recetas preparadas con los productos del campo, los arroces, con carne, los pimientos rellenos, las ensaladas frescas de pepino, los gazpachos a la murciana, el melón con jamón, o postres como el melón a la cazuela. Tampoco olvidamos exquisiteces reposteras como el Pastel de Cierva, los cordiales, los bollos y frutillas de sartén como las flores fritas, tan populares en el vecino Torre Pacheco.
Se celebran entre los meses de abril y mayo, durante varios fines de semana, ya que son estos los días en los que se convoca a celebraciones y eventos.
Se realizan concursos de parchís, almuerzos moteros, concursos de baile, juegos tradicionales, obras de teatro y maratones deportivos. Los vecinos también pueden disfrutar de cenas baile nocturnas con juegos de bingo y reparto de premios, discos móviles y citas gastronómicas varias, principalmente de arroces, sardinadas y varias chocolatadas con bollos.
La Virgen de Fátima, advocación titular de la capilla de La Grajuela, es sacada en procesión uno de los días tras rendirle homenaje con una misa y una ofrenda de flores.
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El centro cívico de La Grajuela está ubicado en el conocido como Paraje Los Matas. El centro es, a la vez, ermita dedicada a la Virgen de Fátima, pequeña capilla donde se celebra una misa al mes para los vecinos.
En el aula y salón cafetería del centro se realizan algunas actividades lúdicas para los vecinos, principalmente gimnasia y tai chi, y campeonatos de parchís. El centro sirve, al mismo tiempo, como salón de celebraciones privadas como banquetes.
Como es fácil comprobar al entrar en la población, la agricultura es el principal apoyo del desarrollo económico de la localidad. Son varias las grandes fincas que se distribuyen por el territorio de La Grajuela, como Los Gallos, Los Hondos, Los Jiménez, Los Escuderos, Los Hernández o Los Pérez.
Muchas fincas están dedicadas a los cultivos hortofrutícolas, ya sean al aire libre o bajo invernadero. Cítricos, pimientos y melones son los productos más cosechados, añadiendo una cierta porción de cultivo de flor cortada bajo invernadero.
Un pequeño polígono Industrial alberga a algunas pocas empresas dedicadas a la manufactura de productos del agro, semilleros, viveros o empresas del sector servicios. Muy cerca de la localidad se extiende el gran complejo comercial Dos Mares que atiende, principalmente, tanto a la población de San Javier como a la de San Pedro del Pinatar, ya que queda ubicado en la confluencia de ambos municipios.