La pedanía santomerana de Matanzas se encuentra situada al norte del término municipal de Santomera. Limita al oeste con Murcia, al norte Fortuna, al sur con el territorio de Santomera y El Siscar y al este con la provincia de Alicante.
La población se distribuye, principalmente, en dos barrios: La Almazara y Los Cletos, y un gran número de casas se hallan diseminadas por el territorio. El barrio de La Almazara es el que concentra la mayor cantidad de viviendas, al ser el suelo urbanizable.
El topónimo de La Matanza se extiende más allá de este municipio, ya que existe La Matanza de Fortuna y La Matanza de Alicante. Esto tiene su explicación en el hecho de que, lo que antiguamente se conocía como paraje o partido de La Matanza ocupaba toda la geografía que hoy día queda dispersa en los mencionados pueblos.
Alanos, godos, vándalos, suevos y visigodos llegaron a esta zona levantina, que se inscribiría dependiendo del condado de Orihuela, y que más tarde pasará a ser de la cora de Tudmir. Durante la Edad Media la capitalidad de esta zona pertenecía a la ciudad de Orihuela, de la que la villa de Santomera dependía jurídica y administrativamente.
El Rey Alfonso X capitaneó la toma del reino de Murcia en el siglo XIII. Tras la Reconquista las tierras se encontraban prácticamente abandonadas y tuvieron que ser repobladas. De este modo llegaron pobladores catalanes, aragoneses y ultrapirenaicos. Sin embargo, la evolución de este territorio se vio limitada por su posición fronteriza con el reino de Aragón, lo que marcó la precariedad del desarrollo de la zona. Se tendría que hacer frente a las múltiples complicaciones derivadas de esta situación geográfica.
Hasta el siglo XIV los conflictos fueron constantes y frenaron el desarrollo de estos parajes, en medio de las tensiones y disputas entre ambas ciudades. En la Edad Moderna las perspectivas de futuro que ofrecía esta zona eran escasas. A estas realidades se sumaban las incursiones de moros por estos campos norteños de La Matanza, que amenazaban la seguridad de aquel lugar, que tendría que esperar varios años para convertirse en un paraje apacible para vivir.
Durante el siglo XVIII se produjo un aumento de la población, gracias a las buenas cosechas de esparto, barrilla y oliva. Los nombres de los dos núcleos de población de esta pedanía aparecerían vinculados a la situación de una almazara y al apellido de alguna familia establecida en la zona. Durante el siglo XX estos territorios pasaron de tener Ayuntamiento propio a depender de Murcia, hasta que en el año 1978 quedó constituido de manera definitiva el Ayuntamiento de Santomera, del que depende esta pedanía.
La actividad predominante es la agricultura de regadío, que puebla estas tierras gracias a las aguas del Trasvase Tajo-Segura.
En los últimos años se han instalado numerosas empresas que han diversificado la economía pues se dedican a actividades diversas: exportación de cítricos y hortalizas, talleres mecánicos, fábricas de muebles, restaurantes, etc. Aquí se encuentran ubicadas tres empresas de envergadura y de relevancia nacional: una dedicada a los productos farmacéuticos, otra que pertenece al sector juguetero y otra dedicada a la carne de vacuno.
Su territorio está delimitado por una serie de cabezos y lomas: Cabezo de los Ásperos, Cabezo del Trigo o Cabezo Morales, estribaciones de la vertiente oriental de la Sierra de Santomera. Al noroeste se encuentra el Embalse de Santomera donde confluyen las Ramblas de Ajauque y Rambla Salada, y cuyos alrededores están cubiertos de pinos de repoblación, formando una bella zona de ocio y esparcimiento, en plena naturaleza.
La vegetación natural ha sido sustituida progresivamente por cultivos de regadío como los cítricos, pero todavía conserva especies autóctonas: palmera datilera, palera, hinojo, higuera, baladre, grama, almendro, olivo, etc.
Respecto de la fauna existen variedad de animales de distintas especies: conejos, liebres, lagartos, lagartijas colirrojas, zorros, etc. Abundan aves como los gorriones, golondrinas, tórtolas, merlas, verdoleros y sobre todo las palomas, de hecho, hay un gran interés por la colombicultura. En muchas viviendas se siguen criando animales de corral, como los gallos, gallinas, pavos, ocas, etc.
La gastronomía de Matanzas queda representada en su plato más típico, las berenjenas rebozadas con miel que se puede degustar como en una guarnición muy atractiva y original por su mezcla de dulce y salado. Sus ingredientes son muy sencillos, berenjena, harina, aceite, cerveza, huevo y miel de caña o miel negra.
Para su preparación, se corta la berenjena en rodajas y se ponen en un bol grande con agua y sal para que pierda el amargor. Mientras, se hace una masa mezclando la harina con la cerveza, el aceite y sal, y se deja reposar.
A continuación se le añade a la masa las dos claras de huevo montadas a punto de nieve.
Se sacan las berenjenas del agua y se ponen a escurrir sobre papel absorbente, y se salan al gusto. Se pasan una a una por la masa y se van friendo en abundante aceite caliente, a poder ser de oliva.
Se ponen en una fuente y se riegan generosamente con miel de caña o miel negra.
Las fiestas patronales, desde el 20 de agosto al 3 de septiembre, se celebran en honor de la Virgen de la Fuensanta, que es acompañada en romería desde la iglesia de Santomera a la ermita de Matanzas. El origen de los festejos se remonta a 1975, cuando tuvo lugara la construcción de la Ermita donde se venera a la patrona de Murcia.
A lo largo de los años se han mantenido ciertas tradiciones de estos días de fiesta, como los concursos de bolos o los de caliche. Con el tiempo las fiestas han crecido en espectáculos para el deleite de los vecinos, incorporando un desfile de carrozas, invitación a migas, fuegos artificiales, y veladas de música y baile.