De esta parte de la geografía de Alhama de Murcia, de sus amplios campos lindantes a las estribaciones de Carrascoy, se tiene constancia de restos arqueológicos que aportan una visión histórica interesante de la zona. En El Puntal, en Casas de Guirao y en Casa del Malo se documentaron numerosos restos materiales, que indicarían la presencia de asentamientos romanos en la zona. Especialmente interesante es el yacimiento de Venta de Aledo y área de Gañuelas, la abundancia de restos materiales de tégulas y teselas, propias éstas de los mosaicos, hacen pensar en un hábitat romano importante.
Además de los restos romanos, los materiales hallados han aportado también otras cronologías posteriores de poblamiento, bajomedieval y medieval islámico. Teniendo en cuenta la cercana Torre de Ínchola y los restos de la Torre de Comarza, no es de extrañar que esta geografía de Las Cañadas hubiera participado también de la extensión por el lugar de alquerías islámicas y posteriores poblamientos medievales.
Tras la Reconquista del territorio de Alhama en el siglo XIII por parte de la Corona castellana, esta población se incluía en el Valle del Guadalentín, que debía ser protegido de las invasiones de las razzias musulmanas, que llegaban desde la vecina Granada. Esta situación de inseguridad explica la existencia en estos parajes de torres defensivas, que formarían una línea de defensa junto a las torres de Alhama y Librilla.
La despoblación posterior a la época medieval alcanzaría a estos amplios territorios cuyas tierras, por ende, formarían parte durante la Edad Moderna de algunas de las propiedades de la familia Fajardo, que administraría el destino de Alhama hasta mediados del siglo XIX. Las Cañadas, cuyo topónimo deriva de su realidad como zona de paso de ganados, experimentaría cierto crecimiento a finales del siglo XVIII, como ocurriría en prácticamente toda Murcia. Pero los caseríos que aún motean, aunque abandonados sus campos, no llegarían a su máximo desarrollo en el período de tiempo existente desde mediados del XIX a mediados del XX, momento en el que estos caseríos del sur de Alhama se irían despoblando ante la falta de infraestructuras para su desarrollo, quedando únicamente sus campos cultivados.
Tradicionalmente ha sido la agricultura la actividad económica en la que se ha fundamentado la economía de Las Cañadas. La mayor parte de sus tierras de labor están destinadas al cultivo de agrios, y al de uva de mesa. Hay también alguna parcela dedicada al tradicional cultivo de almendra y de olivo, pero son minoritarias en comparación a los cultivos de regadío que, debido a su mayor rentabilidad, los han ido sustituyendo.
Unido a la actividad agrícola también está presente el sector industrial con alguna empresa de manipulación y transformación de fruta.
A medio camino entre Sierra Espuña y Mazarrón Las Cañadas se ha introducido, al igual que otras pedanías, en el sector del turismo rural que en la actualidad ofrece nuevas oportunidades empresariales para los habitantes de las zonas rurales. En este caso se trata de una típica casa cueva que se ha rehabilitado con los más modernos servicios y está ubicada en el paraje de las Casas del Aljibe.
La cocina de Las Cañadas, como la del resto del municipio de Alhama, tiene las características de la cocina mediterránea; ingredientes sencillos, productos de temporada- tanto los cultivados en su huerta y campo como los obtenidos en las cercanas sierras-, incluso pescados ya que la costa no queda muy lejos. Con todo ello se configura una cocina rica y muy variada. Entre los platos más tradicionales se encuentran los típicos potajes de legumbres y verduras, la olla gitana, las habichuelas en hinojo o las lentejas estofadas. Guisos todos ellos muy populares y conocidos, como no lo son menos los asados, los arroces y las migas.
Los asados de cordero son especialmente apreciados cuando se elaboran en los hornos de leña, al igual que las verduras, pimientos, tomates, cebollas y berenjenas que asadas y aliñadas con aceite, sal y limón dan lugar a exquisitas ensaladas.
Los alhameños son muy aficionados a los arroces, presentes en muchas de sus fiestas. Los más representativos son el arroz con conejo y caracoles, los arroces de verduras a los que se añaden bacalao o boquerones o el arroz con costillejas.
La repostería tradicional está representada por los dulces que todavía hoy son preparados en algunas casas como son los de navidad, por ejemplo, las tortas de pascua, los mantecados, las tortas de naranja o los alfajores.
El paisaje de la pedanía alhameña de Las Cañadas está inevitablemente ligado con el agrícola. Las grandes extensiones de cultivos de cítricos y uva de mesa configuran un entorno en el que destacan las balsas que permiten el riego localizado por goteo, tecnología que garantiza la más alta eficiencia en el uso de un recurso tan escaso como es el agua. Limones, pomelos, parras, almendros y olivos son las especies que ocupan la mayor parte del territorio de esta pedanía.
Las Cañadas, al igual que su vecina La Costera, se encuentra dentro de la influencia del Parque Regional de Carrascoy con el que limita al norte, zona de un gran valor paisajístico y con una gran riqueza desde el punto de vista de flora y fauna. Los pinares de pino carrasco son la vegetación predominante, a ella se unen especies arbustivas como la coscoja, el acebuche, el lentisco o el espino negro. En zonas más abiertas y áridas abundan el esparto, la jara, la albaida, el romero, el poleo de monte, el tomillo, o la ajedrea.
En cuanto a la fauna es destacable la presencia de rapaces como los ratoneros comunes el águila perdicera, el búho real o el halcón peregrino. Pueblan esta área otras especies de aves, reptiles y mamíferos, podemos enumerar a modo de ejemplo los carboneros, currucas, alondras, garduñas y diversas especies de lagartijas y culebras.
Celebran los vecinos de Las Cañadas unas fiestas dedicadas a la Virgen de la Cabeza. Durante un fin de semana varios son los eventos que entretienen a vecinos y visitantes, concurso de migas, de paellas, de caliche, de pasodobles y vals y la elección de mister y miss Las Cañadas.
El día grande tiene lugar una misa cantada y la procesión por las calles de la imagen de la patrona.