La Diputación de Nogalte en Lorca aparece en el siglo XIX. Su Historia está ligada a la Rambla de Nogalte.
Poco sabemos de la ocupación en la Prehistoria o en la Antigüedad, aunque los pobladores han buscado lugares con recursos naturales, así que aprovecharían las aguas de la Rambla.
La llegada de los musulmanes a estas tierras trajo consigo la expansión del regadío en esta comarca. En el siglo VIII con el pacto de Teodomiro pasa a formar parte de la cora de Tudmir, que abarcaba toda la Región de Murcia hasta Alicante. Fueron los musulmanes, maestros en el uso de la ingeniería hidráulica para la extracción y el movimiento de aguas a través de las norias, quienes las condujeron a través de canales y aprovecharon las aguas subterráneas a través de qanat, o galerías filtrantes con lumbreras. Este sistema recoge las aguas de un canal subterráneo al que se abren pozos para la ventilación y limpieza. Los musulmanes aprovecharon antiguas ocupaciones árabes creando también otras nuevas, surgiendo nuevas alquerías y aldeas vinculadas a estos aprovechamientos de aguas.
Estos territorios estuvieron relacionados con el Castillo de Nogalte, situado en Puerto Lumbreras. El hisn o castillo de Nogalte fue construido entre los siglos XII y XIII, y cumplía funciones administrativas, comerciales y defensivas vinculadas a otros castillos o torres para la defensa de las alquerías dedicadas a la agricultura y la ganadería. La situación de estas tierras en la frontera entre el reino musulmán y el castellano dio lugar durante la Edad Media a graves conflictos entre ambos y, con ello, la despoblación de estos campos. Los intentos de repoblación de los cristianos no tuvieron éxito. Los pueblos abandonados fueron cedidos a órdenes religiosas o a los municipios. Fuera de los puntos estratégicos sólo hay castillos o simples torres, que dominan las ruinas de las construcciones agrícolas, y que recuerdan el emplazamiento de pueblos abandonados.
En Época Moderna continuará el clima de inseguridad, lo que facilitará la ocupación de estas tierras por el bandolerismo, períodos de dificultades económicas debidas a la escasez de agua y por crisis políticas puntuales. En el siglo XVIII empieza a desaparecer el poder local señorial y a crecer el poder local municipal, supeditándose al Estado y comenzando la ocupación efectiva del campo, que coincide con una etapa de expansión demográfica e importantes roturaciones. Se aprovecha el agua de fuentes y manantiales para el riego y el movimiento de norias de sangre y molinos. En el siglo XIX y hasta la primera mitad del XX existe en esta zona un importante poblamiento disperso hasta el éxodo de los años setenta, que deja esta zona prácticamente despoblada hasta hoy.
Código Postal: 30890
Origen: Siglo XIX
Altura media: 600 m.
Habitantes: 66
Superficie: 22,7 Km2
Nogalte se configura como un paisaje circundado por colinas cultivadas con almendros. Los picos cercanos son la Loma de Nogalte con casi 900 metros y el Cabezo de la Jara.
La pedanía está recorrida por la cabecera de la Rambla de Nogalte que recoge las aguas en periódicas avenidas desde la Sierra de las Estancias en Almería hasta el Guadalentín.
Junto a estos terrenos cultivados aparecen pitas o chumberas y vegetación arbustiva como el enebro, lentisco, esparto, albardín o tapenera y de hierbas aromáticas como el romero y el tomillo.
Nogalte debe su cocina al clima frío, con platos tan típicos como las migas de harina de trigo o pan, con tropezones de carne de cerdo acompañadas de uva o brevas.
La carne de cerdo es consumida habitualmente en embutidos como la morcilla, el blanco y las longanizas roja o blanca y en guisos contundentes como la olla fresca donde se incluye la oreja, la morcilla, tocino fresco, habichuelas y arroz. La pierna de cordero al horno constituye un bocado exquisito sobre todo en días festivos.
Otra de las delicias gastronómicas que no falta en sus hogares es el arroz en sus múltiples variedades, con carne de conejo, pollo o cerdo, que congrega en múltiples ocasiones en torno a él a toda la familia.
Son tradicionales sus dulces cocinados en períodos festivos, como la Navidad, con productos de la zona tales como la almendra. Los más típicos son los alfajores, los cordiales y las tortas de Pascua.
Su economía está basada casi exclusivamente en la agricultura de secano, sobre todo de almendros, aunque se pueden encontrar pequeñas almazaras y explotaciones ganaderas caprinas y ovinas.