El Mingrano se sitúa en el límite del municipio de Mazarrón con Cartagena y Fuente Álamo, en una zona árida y de agricultura de montaña.
Se han documentado cerámicas del siglo I después de Cristo y evidencias arqueológicas de la metalúrgica, que se corresponden a escoria de plomo y fragmentos de copela.
Ha sido siempre un lugar de pastos, por lo que podemos entender que ya desde la Antigüedad estas tierras se dedicaban tanto a la agricultura como a la ganadería. En la Edad Media, la zona era dependiente del Concejo de Lorca, dirigida por el marqués de los Veléz. En el siglo XVI, durante la repoblación de esta zona, las tierras pertenecientes a dicho Consejo fueron concedidas a nuevos pobladores por su abundancia de pastos y de pozos de agua dulce.
El uso ganadero de las tierras se hizo, especialmente, como pastos de ganado caprino y lanar en régimen de trashumancia. Por sus parajes discurre la vía pecuaria de El Mingrano a Balsicas. Las vías pecuarias están denominadas como rutas o itinerarios, por donde discurre tradicionalmente el tránsito ganadero.
A principios del siglo XVIII ya se tienen noticias de la existencia de la pequeña ermita del Mingrano, dedicada a la Purísima. Es una ermita de líneas sencillas, de una sola nave con cubierta plana. La fachada no posee ningún tipo de decoración, estando rematada por una espadaña, que alberga la campana. La segunda mitad de este siglo supuso un mal momento para la zona. A una larga sequía hubieron de unírsele epidemias de tifus y paludismo, lo que produjo una dispersión en la zona.
Ya en el siglo XX, las malas cosechas y el auge de Mazarrón con los nuevos cultivos y de Cartagena con la minería y la refinería harían el resto del progresivo proceso de despoblación del Mingrano. Existían en la zona terrenos de cultivo, que estaban dedicados a los cereales, como el trigo y la cebada, y buena prueba de ello es el molino que hoy se halla junto a su ermita, en el centro de unas tierras próximas a la misma y rodeado de almendros.
Declarado Bien de Interés Cultural, el molino presenta unos arreglos en la zona inferior, en la que se ha revocado con cemento la mampostería original. Las puertas originales han desaparecido, sustituyéndose por una metálica la "principal", y tapiándose el hueco de la otra. La estructura está techada, de obra moderna, y llama la atención el cierre que presenta en la parte más alta, en el que aparecen las aspilleras de lo que fue su aprovechamiento como palomar.
Los dispersos habitantes del Mingrano disfrutan de fiestas de pueblos vecinos como Las Palas. Estas fiestas patronales se celebran en honor de San Pedro Apóstol. Previamente, durante diez días del mes cercanos al 29 de junio, fecha de su festividad, en la localidad se realizan todo tipo de actos culturales y lúdicos.
Como mazarroneros también disfrutan de las fiestas celebradas en el municipio de Mazarrón a lo largo del año. Hay festejos el 6 de enero, con la festividad de los Reyes Magos y el día de San José, 19 de marzo, se levanta una falla en la playa del Puerto de Mazarrón.
Para el solsticio de verano, día de San Juan, se celebra la tradicional quema de los muñecos de trapo "el Juan y la Juana".
Ya en julio, en el Puerto de Mazarrón, tiene lugar la procesión de la Virgen del Carmen, patrona de los pescadores.
El 17 de noviembre tiene lugar la tradicional Romería de Bolnuevo, una de las festividades más esperadas y de gran participación de vecinos de todo Mazarrón.
Código Postal: 30870
Origen: Siglo XVIII
Altura media: 200 m
Habitantes: 35
Superficie: nd
La gastronomía del Mingrano atesora las influencias del Campo de Cartagena, dada su proximidad al mismo, buena prueba de ello es el popular guiso con las tradicionales pelotas que ayudan al cuerpo a pasar los rigores del invierno.
De influencia mazarronera son platos como, como el arroz con conejo y las migas mazarroneras, acompañadas de sardinas y pimientos fritos.
El Mingrano tiene en la Sierra del Algarrobo y la Madroñera sus dos referencias naturales más llamativas y que forman parte de sendas y vías verdes apreciadas por los aficionados al senderismo.
La flora de los este paraje se corresponde a la típica del monte bajo mediterráneo. Las formaciones arbóreas que destacan son las de pinos, en las zonas silvestres y con relieve, los olivos y almendros, en los campos de cultivos, y los algarrobos o garroferos en los márgenes de las ramblas que discurren en sus alrededores.
La economía del Mingrano se ha basado tradicionalmente en la agricultura. En la actualidad posee terrenos dedicados a la producción de almendro, y en la ganadería de una pequeña alquería.
En menor proporción también se mantienen cultivos de olivo y algún cítrico como el limón. Las hortalizas tienen un menor protagonismo en la zona y requieren de sistemas de riego por goteo para asegurar su producción.
Este sector agrícola conlleva de manera paralela una serie de comercios en pedanías vecinas como Las Palas, que proporcionan a los agricultores los elementos necesarios para el mantenimiento de sus cultivos. Así, existen comercios dedicados a la venta de productos agroquímicos como los abonos o fungicidas y otros dedicados a la comercialización y reparación de la maquinaria agrícola.