La fortaleza se inscribe en una planta irregular, con tendencia a formar un rectángulo, que se adapta sin embargo a la superficie de la cima del cerro donde se construyó.
La planificación tecnológica de la época, como en otras fortalezas, dividió el recinto en dos escalonando el conjunto del edificio, uno en la parte superior donde más fácil era la defensa, que resultaría el reducto último de la resistencia, y otro, adosado a éste, de mayor extensión que se extiende por lo más alto del monte, definiendo a la fortaleza propiamente dicha.
El recinto superior tiene una planta ligeramente triangular. Los muros estuvieron flanqueados con torres de planta cuadrada y una con planta semicircular. El acceso aparece situado en el frente norte, protegido por una torre. Aquí se acumulan diferentes estructuras de distintas cronologías: las más antiguas parecen corresponder a las construidas en tapial, como el arranque de un torreón o un pequeño aljibe. Al parecer, en un momento posterior, este espacio fue reconstruido, utilizando ya mampostería trabada con argamasa de cal.
El recinto inferior, la fortaleza en sí, presenta también una estructura compuesta por muros y torreones cuyo grosor llega, en algunos casos, casi a los dos metros de espesor. Es aquí donde en la construcción se utilizó ampliamente el tapial de tierra mezclada con cal, dándole un aspecto muy característico.
Las torres de la fortaleza presentan un aspecto más o menos homogéneo, una estructura de planta cuadrada distribuida en tres pisos de unos 3 metros de altura cada uno y cubiertas abovedadas. El vano de acceso está sobreelevado y las saeteras abocinadas hacia el exterior.
La puerta de la fortaleza está situada al norte, inserta en una torre de planta cuadrada en la que se sitúa el acceso acodado. Existe, en el vano oriental, otro vano secundario, una simple puerta con arco de medio punto que aparece orientada al río Corneros.