A falta de un estudio arqueológico más exhaustivo, son pocos los datos que conocemos de esta fortaleza.
Con una visita al lugar se podrá comprobar cómo los escasos y deteriorados restos del castillo que afloran a la superficie, difícilmente podrían generar información suficiente para aventurar cuál era la planta más o menos exacta, o cuántas eran las torres que jalonaron los muros.
Los elementos arquitectónicos que podemos contemplar se corresponden a algunos zócalos de la muralla y lo que parece fue un torreón, además de los restos de un aljibe de planta rectangular que estuvo cubierto con una bóveda de cañón.
El resto de estructuras, la mayor parte de las cuales fueron construidas con mampostería, están muy lavadas, erosionadas, y frecuentemente se confunden con el paisaje.
Ninguno de los restos existentes sobrepasa, a duras penas, poco más de un metro de alzado. No obstante, sí permiten observar que la técnica utilizada para levantar los muros fue la del tapial.