Siglo XX. Guerra civil y franquismo (1936-1975)
Durante la guerra civil disminuyó notablemente la actividad de los estudios fotográficos debido principalmente a la inestabilidad del momento y a la escasez de material fotográfico; aunque en algunos se continuó retratando a soldados, milicianos y civiles. Sin embargo la fotografía de prensa por su carácter informativo y testimonial se multiplicó. Fotógrafos de Cartagena como José Casaú y Juan Sáez Tornell realizaron una importante labor como fotorreporteros en plena Guerra Civil captando los numerosos actos políticos y militares que se celebraban en la ciudad.
Al acabar la guerra, se impuso una fotografía "artística" al servicio del Estado que encubría la realidad social y exaltaba el espíritu del Régimen, retomando la estética pictorialista que también era respaldada por las Sociedades Fotográficas ya existentes. También se produjo el cierre de periódicos y revistas gráficas a causa de la censura impuesta por las autoridades para todo tipo de publicaciones, manifestaciones artísticas, etc. En Murcia sólo se publicaban los periódicos Línea y La Verdad en los que trabajaron como fotorreporteros: Juan López y Miguel Herrero Malast, quienes además, como la mayoría de fotógrafos de la Región, continuaron realizando retratos en sus estudios, reportajes sociales fuera de ellos o fotografía industrial y publicitaria. En sus locales y en los de Cristobal Belda Navarro y los hermanos Ortega Garzón, "Orga", se formaron numerosos fotógrafos como Nicolás Leal, Tomás Alarcón Liza, Tomás Lorente, Juan Orenes Gambín, Joaquín Padilla o Manuel Franco Garre entre otros.
A partir de la década de los 50, se incorporaron nuevos fotógrafos de prensa: Ángel Martínez Requiel y Tomás Lorente. La presión administrativa disminuyó y surgieron nuevas asociaciones fotográficas que cuestionaban la técnica imperante y buscaban la renovación fotográfica basada en una fotografía sencilla, sin artificio. En la Región se crearon la Agrupación Fotográfica de Cartagena, AFOCAR, en 1956, la Agrupación Fotográfica Murciana de la Obra Sindical de Educación y Descanso en 1965 de la que fueron miembros muchos de los fotógrafos murcianos citados, y la Asociación de Fotógrafos Profesionales de la Región de Murcia, AFPMUR, en 1973. Estas asociaciones fomentaron la fotografía mediante la organización de concursos.
Merece ser recordada la figura de Ángel Navarro Candel y su industria Anaca, empresa murciana que consiguió un amplio reconocimiento internacional desde 1955 hasta su desaparición en 1973, dedicada a la fabricación de máquinas fotográficas para profesionales como la Multipost, Ultra-Anaca o Salon-Sprint de gran calidad y originalidad.
En los demás pueblos y ciudades de la Región continuaron su labor como retratistas y cronistas de la vida local fotógrafos tan importantes como Pedro Menchón, Blas de Aledo o los Valera de Lorca; José Casaú y su hijo Enrique, el estudio de Martínez Blaya y Antonio López o Antonio Abellán de Cartagena. En Alcantarilla, Antonio Abellán Gómez; en Blanca, Ángel Molina Miñano; en Caravaca, José Martínez Salinas; o en Cehegín, Ginés López. Asimismo, destaca la obra de fotógrafos aficionados como Carlos Manrique de Lara de Alhama, M. F. Ruiz Pérez de Cehegín, o José Rubio Gálvez de Beniel.
Durante los últimos años del franquismo se produjo un importante descenso de clientes en los estudios fotográficos causado principalmente por la masificación de las cámaras y el aumento de fotógrafos aficionados. Para entonces, muchos profesionales ya se dedicaban a otras especialidades fotográficas como la publicidad, reportajes para la prensa o para empresas. Por otra parte, también las circunstancias históricas habían cambiado favoreciendo la apertura de nuevas salas fotográficas y la aparición de revistas especializadas como Nueva Lente (1971) que, junto al movimiento Nueva Generación, proponía una nueva fotografía más artística y menos comprometida políticamente.