Lo que hoy día es uno de los barrios de la villa de Blanca, divido en Alta y Baja, ha quedado registrado en documentos con diferencias en su topónimo, pudiéndose leer Baina, Bayna o Beina. A mediados del siglo XVIII queda ya registrada la existencia de este ámbito de Blanca, reconociéndose una ermita en el lugar que podría ser del siglo XVI, si bien, hoy día observamos una ermita de trazas modernas y dedicada a la Sagrada Familia. Además de estas menciones documentales, la Historia de este barrio está ligada plenamente a la Historia del municipio de Blanca, pueblo que, como otros del Valle de Ricote, vivió algunos episodios históricos importantes durante la etapa medieval.
El Castillo de Blanca es una fortificación del siglo XII, ocupada por la población musulmana del valle ricoteño. En 1227 Aben Hud protagonizaría una revuelta contra el dominio almohade, situándose tanto Ricote como Blanca dentro de su ámbito administrativo, que sólo duraría diez años.
Tras la firma del Tratado de Alcaraz en 1243, momento en el que la Corona castellana se hace con los territorios murcianos, la población musulmana del Valle, muy abundante en Blanca, protagonizaría varias revueltas, hasta que en 1501 se viera obligada a convertirse al cristianismo.
Por otra parte, Blanca, al igual que Ricote, quedaría bajo la administración de la Orden de Santiago a partir de 1285, momento de la coronación de Sancho IV, que pagaba así el favor de la orden militar de apoyar su candidatura al trono castellano.
Si seguimos la línea histórica, fijándonos en la sociedad de Blanca de la Edad Moderna, nos encontramos con una población morisca muy relevante, incluso en 1591, momento en el que la aldea pasa a convertirse en villa por un privilegio concedido por Felipe II y tras el pago de 2.400 ducados. Pese al intento de integrar a esta población en el nuevo ámbito social de cristianos viejos, los moriscos seguían siendo una sociedad aparte, a veces mal vista y poco tolerada, dedicada a las labores agrícolas. A pesar de los informes favorables a un mantenimiento de la situación, Felipe II decretó la expulsión de los moriscos, siendo más tardía la de los moriscos del Valle de Ricote, muy numerosos en Blanca, pero dándose finalmente en 1613. Blanca vivió la salida de más de dos millares de habitantes, quedando la villa con alrededor de 300.
Desde el punto de vista paisajístico podemos destacar dos elementos relevantes próximos a Bayna, la Sierra de Solán, al norte, y el Río Segura con el embalse de Blanca al sur.
El embalse, junto al que se encuentra, es una presa poligonal excavada en un terreno de calizas arenosas del mioceno donde el río Segura se ensancha produciendo un remanso de sus aguas. Esta presa, también conocida como el embalse del Azud de Ojós, queda ubicada en el Estrecho del Solvente y está considerada una Zona Húmeda de Importancia para las Aves Acuáticas. Su escasa profundidad, sólo alcanza los 30 cm de fondo en buena parte de su superficie, provoca una elevada temperatura en sus aguas. Éstas se caracterizan, igualmente, por su bajo contenido en oligoelementos y su baja salinidad. La pequeña corriente del agua, su bajo volumen y su iluminación, permiten la abundancia de fitoplancton, microalgas y algas verdes filamentosas. Entre la vegetación presente en la ribera destacan las cañas (Arundo donax) y algo de carrizo (Phragmites australis), juncos (Juncus sp.) y tarays (Tamarix sp.).
La fauna que habita o desarrolla parte de su ciclo vital en el azud es muy variada, desde invertebrados hasta mamíferos pasando por especies de peces, como el barbo (Barbus barbus), de reptiles y de aves acuáticas, como los patos (pato colorado, cerceta común, etc.) y las garzas.
Al norte de Bayna queda la Sierra de Solán que, con una altura de 556 m en su punto más elevado, presenta una red de ramblas y barrancos fuertemente encajados formados por la erosión producida por los cursos de aguas torrenciales que, de forma periódica, llenan sus cauces, los cuales desembocan en el Azud.
Bayna suele unirse al pueblo de Blanca en sus fiestas patronales, dedicadas a San Roque, patrón de la localidad desde 1828 por salvar al municipio de una epidemia de fiebre amarilla.
Además de las fiestas patronales, muy variadas en eventos y celebraciones, el barrio de Bayna, con su ermita dedicada a la Sagrada Familia, también vive en los días de enero, un fin de semana de pequeñas celebraciones.
En la economía de Bayna hay una representación de algunos de los sectores económicos principales del municipio, agricultura, industria alimentaria y servicios. En primer lugar se encuentra la agricultura, en la zona de La Huerta, próxima al embalse, donde se cultivan básicamente cítricos, limones y mandarinas, destinados a la exportación. Le sigue el sector industrial que está igualmente presente con algunas pequeñas empresas ubicadas más cerca de la carretera de la Estación. Se trata de fábricas dedicadas a la transformación, manipulación y distribución de frutas y cítricos. Esta industria ocupa a muchos trabajadores en Blanca. Los servicios se concentran en la parte colindante con el mismo pueblo.
Aunque minoritaria, este municipio conserva una industria artesanal ancestral. Se trata de la artesanía del esparto. Con el esparto se confeccionan alfombras, cestos y otros utensilios. Parte de la manufactura de esta industria artesanal la llevan a cabo algunas familias en sus propias casas como complemento de su economía doméstica.
Los usos culinarios de Bayna, como los del resto del municipio, son los típicos de la cocina mediterránea tradicional. Las materias primas empleadas en sus platos son, en parte, cultivadas en las mismas tierras de Blanca. Así disponen de verduras y hortalizas de temporada provenientes de sus huertas, incluso más allá de la temporada, ya que este es casi el único municipio del Valle de Ricote en el que se realizan cultivos bajo invernadero.
Guisos como el potaje de acelgas, el arroz y alubias, los hervidos de hortalizas y verduras como el de coliflor o el de judías verdes con patatas y alcachofas, son ejemplos de platos típicamente huertanos. Las recetas de carne son igualmente variadas desde el asado de codillo hasta el estofado de pollo, guiso de conejo y macarrones o el lomo de cerdo adobado. Son muy populares también el arroz y conejo y las migas, muy socorridos en las fiestas donde los vecinos se reúnen a compartir la comida.