El topónimo Charrara, paraje de Ricote, nos remitiría al momento histórico en el que Murcia comenzó a ser repoblada con vecinos de distintos puntos de la Península. Y es que charrar en Aragón es conversar o platicar. La existencia de Charrara podría remontarse a la Edad Moderna o Contemporánea, entre los siglos XVI y XVIII, en los que se dieron diferentes repoblaciones en el territorio murciano y sus villas.
Hoy día la Rambla de Charrara sigue siendo un paisaje agreste con cultivos de almendro. Las residencias están muy desperdigadas excepto en la aldea de Charrara, pequeñísimo núcleo que linda con la vecina población de Abarán. Es en este punto donde queda situada la Ermita de la Virgen del Oro, construida en 1956, y que da cobijo a la advocación y patrona abaranense.
El Campo de Ricote, con multitud de parajes y áreas de cultivo, no constituye dentro de la Historia de Ricote un ámbito que aparezca normalmente en la Historia del municipio, ya que la población más numerosa se concentró en el área del Valle. Sin embargo, sabemos que en 1734 se construye la acequia de Charrara, lo que nos permite tener una pequeña mención de este paraje.
La Historia de Ricote es fecunda en la Edad Media. La existencia del Castillo de Ricote, ya construido en el siglo IX, nos permite saber en qué zona comenzó a concentrarse la población, que a finales de ese siglo IX protagonizó un levantamiento contra el dominio omeya y que en 1227 vería la ascensión de Ibn Hud como nuevo plenipotenciario de la antigua Kora de Tudmir.
Ricote se entregaría a la Orden de Santiago tras la coronación de Sancho IV, que lo había prometido en 1284 siempre que esta orden militar le diera su apoyo a la hora de su ascensión al trono. Desde esta fecha hasta el siglo XIX, la Encomienda en Ricote administró la población, cobrando a las familias propietarias los impuestos que las grababan, un sistema arcaico que no beneficiaría al desarrollo de la población, puesto que la orden religiosa no aportaba nada al crecimiento en sí de la villa. Los comienzos del siglo XX dibujan la vida rural de un municipio dedicado a las labores agrícolas y al cultivo del esparto, una de las industrias florecientes de Murcia, además de la vid, el olivo y algo de cereal.
Aunque el sector predominante dentro de la actividad económica del municipio es el agrario, la agricultura en esta pedanía está en declive. El cultivo principal es el almendro de secano, el 90% de las tierras de Ricote son de secano y de éstas más del 60% son cultivos de almendro. Especialmente afectado por las condiciones de sequía que tienen que soportar estas tierras, tiene que afrontar grandes dificultades como su baja rentabilidad, las duras condiciones de competencia frente a la almendra de regadío y a la importada etc., que casi lo predestinan a desaparecer. Las características climáticas de estas zonas limitan mucho las posibilidades de los agricultores que necesitan salir a otras poblaciones para complementar la economía familiar. Para sobrellevar esta problemática que afecta en general a todo el campo de Ricote, se está desarrollando en la localidad una incipiente actividad turística. El ecoturismo o turismo rural se abre paso en este paraje de Ricote. Una casa rural ubicada en una de las laderas de la rambla, que en su origen fue un molino de cubo, y un albergue juvenil en lo que fuera la antigua escuela pública unitaria (rehabilitada por los alumnos de la escuela taller de la Mancomunidad de Municipios de la Vega Media) son la oferta hotelera de la pedanía.
Al norte de la población de Rambla de Charrara se eleva la Sierra del Oro quedando al sur, precisamente, la Rambla de Charrara que, a su vez, separa la sierra anterior de la de Ricote. La Rambla de Charrara nace en el extremo occidental de la Sierra de Ricote, en las cercanías del Cerro de Mahoma. Esta rambla cambia de nombre al pasar al vecino municipio de Abarán y unirse al Barranco del Infierno. En este punto pasa a llamarse Rambla de Benito. La ladera sur de la Sierra del Oro drena a esta rambla.
El entorno inmediato de esta pedanía lo constituyen los campos destinados al cultivo del almendro. En los cauces de los barrancos y sus proximidades encontramos la vegetación típica de taráis (Tamarix sp.), palmeras datileras, y diversas especies de matorral y especies aromáticas como el romero (Rosmarinus oficinalis).
La fauna que habita en estos parajes la constituyen reptiles como lagartijas y culebras, aves como el gavilán, el halcón peregrino, el mochuelo común, el águila real o el águila-azor perdicera, golondrinas y abejarucos.
Las tradiciones gastronómicas de Rambla de Charrara se enclavan dentro de las costumbres culinarias de las zonas de campo y situadas entre sierras. Como en todas las regiones en las que los trabajos agrícolas han sido los fundamentales los platos ricos en calorías han sido muy comunes, de ahí la popularidad de recetas como las migas, los potajes de legumbres, o los gazpachos. La cercanía a los montes también ha provisto a estas zonas de buenas piezas de caza con las que elaborar platos exquisitos como perdices estofadas, perdices con habichuelas o los pajaritos fritos.
Los cereales, el aceite de oliva, las verduras y hortalizas, frescas o muy frecuentemente en conserva, al igual que las frutas, junto con los animales criados en la casa o pastoreados por la zona, han sido las materias primas esenciales para elaborar las más variadas recetas.
Los dulces ocupan, igualmente, un lugar importante dentro de la gastronomía del lugar especialmente en épocas festivas como la Navidad o la Pascua. Mantecados, rollos de vino o monas son algunos ejemplos.
Los vecinos de Rambla de Charrara se acercan al pueblo de Ricote para celebrar las fiestas patronales dedicadas a San Sebastián, en los últimos días de enero, aunque también pueden acercarse a la ermita abaranera de la Virgen de la Oliva para unirse a los vecinos en alguna celebración.
Las fiestas de Ricote son muy esperadas por todo el valle y campo ricotí, las actividades son numerosas, desde degustaciones gratuitas de churros y chocolate, a juegos tradicionales, corrida de toros, discotecas móviles y varios actos religiosos que concluyen con la gran procesión del santo por las calles del pueblo