Fuente del Cieno se localiza en una geografía escarpada del Campo de Ricote. Parte de su suelo ha sido dedicado al cultivo de secano, concretamente almendro, y sus residencias quedan dispersas a lo largo y ancho de la aldea. No tenemos referencias históricas de este paraje, y el topónimo parece indicar que en el lugar podría haber habido un curso de agua subterráneo y quizá no potable.
La Historia de Fuente del Cieno, ante la ausencia de datos y población, sólo puede estar ligada a la de Ricote. El período más destacado por los episodios históricos acaecidos es el medieval. Durante la dominación musulmana se construye la fortaleza y castillo de Ricote, ya en pie en el siglo IX. En ella se protagoniza una de las insurrecciones contra el dominio omeya del Sharq al-Ándalus y, desde Ricote, partiría más tarde, en 1227, la revuelta de Ibn Hud contra los almohades, llegando a asumir la administración de Murcia por un período de diez años.
En 1243, tras el tratado de Alcaraz, Ricote, al igual que el resto del reino de Murcia, se incorporó a la Corona de Castilla. En 1284, el infante Sancho prometió a la Orden de Santiago la entrega de este territorio a cambio del apoyo de esta institución a sus aspiraciones a la Corona castellana. Pronto Ricote pasaría a formar parte de los amplios territorios de la Encomienda de Santiago en Murcia.
La población mudéjar del valle de Ricote, muy abundante, pasó con los años a ser población morisca, comunidad dedicada plenamente a la actividad agrícola. El proceso de asimilación de los musulmanes en el territorio reconquistado comenzó en 1501, con conversiones forzosas que no mitigaron el mantenimiento de costumbres y creencias, por lo que en 1609 Felipe II firmaría un decreto de expulsión, en el caso del Valle de Ricote, debido a su número e importancia en la economía del lugar, su expulsión se pospuso hasta 1614.
Durante los siglos XVII y XVIII cambió sustancialmente la situación de Ricote. La familia Llamas aprovechó la venta masiva de terrenos durante los procesos que intentaron repoblar la zona y se hizo con buena parte de las tierras de labor. Dada esta situación, la Orden de Santiago se limitaba a recibir las aportaciones monetarias de la familia, que se había convertido en gran arrendadora. La situación solo cambiaría de manera radical en el siglo XIX, cuando el proceso desamortizador del Estado pondría una buena parte de las numerosas propiedades eclesiales a la venta para nuevos compradores.
Desde la ladera de la sierra, ocupada por terrazas con almendros, olivos y algún viñedo, hasta el límite con La Alcoba, donde la pendiente del terreno se suaviza, se extienden las explotaciones agrícolas de Fuente del Cieno. Ésta es la principal actividad económica llevada a cabo en este paraje. El campo está dividido en pequeñas parcelas (de no más de dos hectáreas de superficie en su mayoría), dedicadas, como el 90% de las tierras de uso agrícola de Ricote, a especies leñosas de secano, cultivos que subsisten gracias, en parte, a las ayudas y subvenciones, y que, a pesar de ser de gran valor como conservadores del medio y la biodiversidad, están en peligro de desaparecer. Una reconversión del secano que lo encamine a la agricultura ecológica parece una buena medida para reactivar estas precarias economías y que abocan a la población a abandonar el medio rural.
Como en todas las zonas rurales el autoabastecimiento es la base de su gastronomía. Las cocinas se surten con los vegetales cultivados en sus tierras, las carnes de los animales criados en la casa y los provenientes de la caza.
La gastronomía de las zonas de campo ha estado caracterizada por los pocos recursos del lugar y la utilización de elementos básicos, éstos eran proporcionados por un ámbito rural en el que predominaba una economía de subsistencia. Se cultivaban cereales como la alfalfa o la cebada para dar de comer a los animales criados en la casa y que, a su vez, proporcionaban la carne con la que cocinar platos de muy diversa elaboración, desde estofados hasta salsas. Las legumbres, alimentos de largo tiempo de conservación, y el arroz, junto con las conservas vegetales, son otros de los elementos fundamentales de esta cocina así como, por ejemplo, las aceitunas conservadas en salmuera o aliñadas con plantas aromáticas tan habituales en el medio rural.
Entre los platos más típicos se encuentran las migas con tropezones, las sopas en ajo, el arroz y alubias, las perdices escabechadas, la gallina estofada o los asados de carne de cordero.
Situada en la zona más occidental del Valle de la Sierra de Ricote, al norte del Cerro de Mahoma y al oeste de la Rambla de Charrara que tiene su nacimiento en las inmediaciones. Los cultivos en terrazas de almendro y olivo se adentran en la sierra para aprovechar las aguas de escorrentía.
El entorno paisajístico de Fuente de Cieno, aparte de los almendros, los olivos y las especies herbáceas arvenses (gramíneas, compuestas, etc.) asociadas a ellos, lo completan los pinares de pino carrasco de la cercana Sierra de Ricote. Entre los pinos aparecen pequeñas manchas de carrascal y en las zonas de sotobosque crecen coscojas, enebros, lentisco. Las sabinas y los lastonares de Brachypodium retusum ocupan las áreas rocosas, y el romero, el tomillo, el espliego y otras aromáticas forman las franjas de matorral.
La fauna que puebla estos parajes la componen abubillas, mirlos, cogujadas, perdices, currucas... En la sierra habitan rapaces tan importantes como el halcón peregrino, el búho real, el águila perdicera, o el gavilán.
Fuente del Cieno nunca ha tenido fiestas patronales propias, por lo que sus vecinos siempre se han tenido que trasladar al pueblo de Ricote para poder disfrutar de las mismas, siendo las más populares las celebradas en el mes de enero en honor del patrón, San Sebastián.