La Historia de Los Pinos viene ligada a la de El Mirador. Se le conoce como Barrio de Los Pinos del Mirador, que aparece descrito como un caserío en estadísticas del siglo XVII y XVIII, llamado así quizá por quedar en una de las áreas más llanas del campo norte de San Javier.
De períodos posteriores poco sabemos. La Historia de San Javier hunde sus raíces en tres elementos: la tierra, el mar y el aire. San Javier es un territorio intermedio entre el mar y el campo. Su devenir histórico está ligado al conjunto de la comarca marmenorense, donde los primeros pobladores aparecen ya en el Paleolítico. En los fondos marinos del Mar Menor se da fe a través de los pecios hundidos y restos materiales de que barcos fenicios, griegos y romanos navegaron por sus aguas y comerciaron en sus costas.
Debemos tener en cuenta que la repoblación de las áreas costeras de Murcia fue muy difícil durante varios siglos, tras la Reconquista del territorio a los musulmanes por parte de la Corona castellana. Los ataques de piratas y corsarios se sucedían. Los hubo durante el siglo XIII y se prolongaron durante la Edad Moderna. Durante el siglo XVII fueron varias las torres vigías construidas a lo largo de la línea de costa.
La población se asentó lentamente en estas tierras que, por falta de esa población, se dedicaba en su mayoría al pastoreo y, en menor medida, a la agricultura. No fue hasta el siglo XVIII cuando la densidad demográfica de San Javier pudo incrementarse, siempre en torno a viejos caseríos y fincas de cultivo. Ganado y agricultura de secano fueron el medio de subsistencia de estos caseríos, con una pequeña población de labriegos y grandes extensiones de latifundios de unos pocos propietarios. En el siglo XVII se construye, en el actual núcleo urbano de San Javier, una ermita bajo la advocación de San Francisco Javier, en torno a la que se agruparon los moradores de los caseríos dispersos.
San Javier se segregará del municipio de Murcia el 9 de marzo de 1836. La Historia de la población de El Mirador, y con ella la de Los Pinos, surgió en torno a la construcción en 1779 de su ermita, dedicada a la Virgen del Rosario. Don Pascual Sánchez, vecino de Tarquinales y Ana Martínez, del Pago del Junco, hicieron una petición al obispado de Cartagena para poder construir este templo. Estos propietarios alegaban que siendo vecinos de Tarquinales y El Mirador, además de otros pequeños caseríos aislados, tenían dificultad para asistir todos los días de precepto a la parroquia de San Javier, especialmente en época de siega u otras labores agrícolas.
La gastronomía más popular de Los Pinos se basa en pescados a la sal, como el mújol o la dorada; huevas de pescado en salazón, mojama, y los riquísimos langostinos, alimentos que combinan a la perfección con lechugas, tomates, alcachofas y pimientos, crudos o cocinados, de nuestra huerta.
El plato por excelencia es el caldero, no hay que olvidar las recetas preparadas con los productos del campo, los arroces con carne, los pimientos rellenos, las ensaladas frescas de pepino, los gazpachos a la murciana, el melón con jamón, o postres como el melón a la cazuela. Tampoco olvidamos exquisiteces reposteras como el pastel de Cierva, los cordiales, los bollos y frutillas de sartén como las flores fritas.
Destaca por su llanura excepto el Cabezo Gordo, situado en el vecino Torre Pacheco. Se encuadra en un área típica de secano del Campo de Cartagena. La mayor parte del terreno se encuentra roturado y preparado para los cultivos intensivos. Cítricos y hortalizas, como el pimiento bajo plástico, ocupan la mayor parte del suelo cultivable.
De manera silvestre se pueden encontrar ejemplos de coníferas como el pino carrasco y el ciprés, además de esporádicas palmeras y pitas. El monte bajo, de tipo mediterráneo, lo componen espino negro, esparto, albardín y algunas plantas aromáticas como el romero, además de distintos tipos de gramíneas. Las paleras de higos chumbos también son frecuentes.
En cuanto a la fauna del lugar, queda reducida esta al numeroso grupo de las aves y a los clásicos ejemplos de reptiles, además de algunos pequeños mamíferos como ratones de campo o conejos. Mirlos, gorriones, palomas, lagartijas colilargas, serpientes de cogulla, o erizos completan el repertorio faunístico.
Los vecinos de Los Pinos viven plenamente las fiestas del municipio de San Javier, siendo estas variadas a lo largo del año. Las distintas fiestas comienza con la Cabalgata de Reyes Magos, el 5 de enero, que llegan por mar. La Romería de San Blas, el 3 de febrero, es una romería huertana a la ermita de San Blas. Los Carnavales se celebran con un gran desfile de Comparsas y elección de la Reina del Carnaval.
La primavera comienza con la fiesta de San Isidro Labrador, el 15 de mayo, en la cual se celebran verbenas, carreras de cintas a caballo, juegos típicos, etc.
El paso al verano se celebra con las hogueras de San Juan, el 23 de junio, este día se realizan desfiles de carrozas, charangas, verbenas, quema de falla y degustaciones gastronómicas.
La historia del desarrollo económico pasa por la destacada evolución de las técnicas de cultivo y los movimientos de mercado agrario de la región a partir de los años setenta del siglo XX. Durante siglos su economía estaba basada en los cultivos de secano y los pastos para el ganado. Estos cultivos vivieron una reconversión de sus tierras de secano en cultivos intensivos con modernos sistemas de riego que aprovechaban los escasos y costosos recursos hídricos de los que se debían proveer. Existen cultivos de cítricos como el limón, a campo abierto, pero los invernaderos de hortalizas como el pimiento son los más comunes.
Los Pinos es una población residencial donde algunas casas son segundas viviendas de vecinos que viven fuera del pueblo y regresan por vacaciones. Algunos vecinos son extranjeros que se han asentado aquí en busca de un futuro mejor gracias al trabajo en los invernaderos o que han optado por trasladarse a la costa en otoño e invierno.