La Calavera es una de las pedanías del municipio de San Javier. Su Historia durante la Prehistoria y la Antigüedad hay que vincularla a los vestigios hallados en el Mar Menor y el Cabezo Gordo. Los hallazgos de la Sima de las Palomas, sita en esta peculiar montaña, aseveran que el hombre de Neandertal habitó este lugar.
Los fenicios también ocuparían el Cabezo Gordo hace más de 2.000 años. En su cumbre tuvieron una torre vigía. Púnicos, romanos y cartagineses dejaron huella de su paso en la bahía abierta al Mar Mayor, que era el Mar Menor, visible en los restos encontrados en yacimientos subacuáticos.
Algunos historiadores apuntan a que el verdadero origen del actual enclave turístico de Santiago de la Ribera sería éste. La población de San Blas podría encontrarse en este paraje de la Cala-Vera (más tarde Calavera). En este lugar cercano al mar se establecieron los monjes trinitarios en el siglo XVI, levantando casas y ermitas.
En un principio, la ermita de esta zona fue dedicada a San Juan Bautista. Con la llegada de los monjes trinitarios a este lugar sería puesta bajo la advocación de San Blas. La Calavera, un lugar formado por casas de labranza diseminadas, cuyo insólito nombre no aludiría a un cráneo, sino que, según Jiménez de Gregorio, sería un topónimo compuesto por cala (charca-balsa de agua) y vera (orilla o cercana).
La repoblación de los campos de esta zona continúa en los siglos XVI y XVII. Una parte del amplio paraje conocido como La Calavera y La Grajuela fue distribuido por el Concejo murciano entre regidores e instituciones eclesiásticas. En su libro "El Municipio de San Javier en la historia del Mar Menor" (1957), Jiménez de Gregorio afirma de San Blas que "es la población más antigua del actual Municipio de San Javier y anterior a esta población capital de aquél".
Actualmente, la ermita de La Calavera está bajo el patronazgo de San Blas, que ha sustituido a San Juan. Es posible que se trate en un tiempo de dos ermitas que al desaparecer una, la de San Blas, se llevara la efigie de este Santo a la más próxima, que sería la de San Juan de la Calavera, acabando por olvidarse el primitivo patrono sustituido por el culto de la nueva imagen. Ese grupo de población rural de casas de labranza y ermita ha pasado a convertirse en el siglo XXI en un barrio urbano inmerso en el núcleo de Santiago de la Ribera, con antiguas casas de veraneo rodeadas de pinares y nuevas construcciones.
En la actualidad la economía de La Calavera se basa principalmente en el sector turístico, así como en la construcción.
El sector servicios ligado a la actividad turístico-recreativa, es su gran motor. Las localidades costeras del municipio reciben cada año miles de visitantes por su situación aventajada a orillas del Mar Menor, bien comunicada con la capital regional, y por la presencia del Aeropuerto de Murcia-San Javier, puerta de entrada de un volumen importante de turismo estival, especialmente procedente de Europa.
Se ha tejido una red de infraestructuras de calidad para satisfacer no sólo la demanda turística tradicional, sino también las de un incipiente turismo de salud atraído por las aguas ricas en sales minerales del Mar Menor y por la climatología agradable.
La referencia más importante a su naturaleza hay que encontrarla en el cercano Mar Menor con sus 170 kilómetros cuadrados de superficie, es el lago salado más extenso de Europa.
Separado del Mediterráneo por La Manga, una franja de arena en la que se abren unos canales o "golas" que ponen en comunicación los dos mares.
El Mar Menor tiene 73 kilómetros de costa, y a sus orillas se van sucediendo playas de aguas poco profundas, templadas por el sol y muy ricas en sal y en yodo.
La temperatura templada convierte al Mar Menor en el mayor balneario terapéutico a cielo abierto de la Península. En el sur de este pequeño mar se alzan los islotes de La Perdiguera, Mayor, Redonda, Ciervo y Sujeto.
La Calavera se encuentra inmersa en una llanura típica en esta área geográfica, la vegetación en las zonas no urbanizadas se reduce al monte bajo de esparto y malas hierbas, y a ejemplos esporádicos de especies ornamentales como las palmeras y algunos pinos.
En cuanto a la fauna del lugar, queda reducida ésta al numeroso grupo de las aves, a los clásicos ejemplos de reptiles, y a pequeños mamíferos como ratones de campo o conejos. Se pueden encontrar Mirlos, gorriones, palomas, lagartijas colilargas, serpientes de cogulla, o erizos.
La riqueza gastronómica de esta pedanía se fundamenta en dos ingredientes principales: los pescados y las frutas y verduras de la tierra. Pescados a la sal o a la espalda, como el mújol o la dorada; huevas de pescado en salazón, mojama, y los langostinos del Mar Menor, combinan a la perfección con lechugas, tomates, alcachofas, pimientos, crudos o cocinados, de la huerta. Como aperitivo unas salazones acompañadas de habas crudas y almendras fritas. El plato por excelencia es el "caldero", arroz marinero con pescado y ñoras, otros platos a degustar típicos del Campo de Cartagena son el cocido con pelotas, la olla de cerdo o los michirones.
Como postre o aperitivo, el Pastel de Cierva, elaborado con una masa de manteca, harina y azúcar rellena de carne de ave y huevo duro. Otros postres típicos son el tocino de cielo y como colofón un café asiático, con leche condensada, coñac y canela.
Los habitantes de La Calavera y de toda la comarca se reúnen en torno a la romería de San Blas el 3 de febrero. Esta Romería se viene celebrando desde 1980, con salida de la imagen del Santo desde la parroquia de Santiago Apóstol, hasta la ermita. Aunque la tradición a la devoción a San Blas viene de antiguo, no sólo en esta zona, sino en todo el territorio nacional. De ser una pequeña fiesta, pasó a convertirse en romería: de un día, a varios de celebración; se creó una Hermandad dedicada a San Blas y hoy día es una de las fiestas más multitudinarias de toda la comarca.
El carácter alegre de la fiesta, la convivencia entre vecinos y visitantes, se hace en torno a la comida destacando los arroces de conejo, de magra, de pescado, verduras, los calderos, las migas murcianas con tropezones de tocino y longaniza o los michirones.
Un pequeño mercadillo se instala el día de San Blas, además de numerosas atracciones de feria para niños y mayores. Los puestos más tradicionales de torraos, puros de caramelo y colgantes de San Blas en barro pintados de purpurina, se instalan junto a la ermita, mientras que el resto se ubica a lo largo de la Av. Luis Federico Guirao. Las atracciones feriales se sitúan en la explanada cercana, y frente a la ermita se instalan las peñas y grupos de amigos.
Los actos que se programas cada año son los siguientes:
- Novena al Santo en la ermita, que se realiza los días anteriores al día del Santo.
- Romería desde la Iglesia de Santiago de la Ribera hasta la ermita. Una banda de música anima el camino, que va abriendo un nutrido grupo de jinetes a lomos de caballos bellamente enjaezados y coches de caballos.
- Santa Misa Huertana Concelebrada, cantada por la Rondalla y Coro Santiago Apóstol.
- Ofrendas al Santo, de flores y frutos de la tierra, por parte de los romeros, y nombramiento del Romero/a del Año, que recae en alguna persona de la localidad que haya sido impulsora, colaboradora o participante activa en la Romería.
- Concurso de Arroces entre todas las Peñas y grupos de amigos que se reúnen en torno a la ermita, con premios en metálico, el día de San Blas.
- Concurso de Migas, que se celebra el domingo anterior o posterior a San Blas y se llama Día de la Migas. La Comisión de fiestas facilita los ingredientes a las peñas y grupos de amigos que lo piden. Los premios son en especie.
- Degustaciones gastronómicas: paella gigante, morcillas, cerveza, vino, etc.
- Verbenas en la zona alrededor de la ermita, tanto el día de San Blas como los días anteriores o posteriores (Día de las Migas).
- Cabildo General de la Real Hermandad de Santiago y San Blas.