El topónimo de esta pedanía hace referencia a su emplazamiento geográfico, al borde de la ribera del río Quípar, aunque actualmente apenas destaca su curso fluvial a esta altura. Siendo un área tradicional de cultivos del municipio de Cehegín, no podemos hablar de la Historia de esta aldea que, junto a la vecina de La Condesa, formaba una población dispersa. Hoy sólo quedan algunos caseríos decimonónicos abandonados, junto a explotaciones ganaderas, y la antigua escuela unitaria, construida a mediados del siglo XX y ya abandonada.
La Historia de El Ribazo participa de los avatares de todo el municipio, siendo muy destacables los hallazgos arqueológicos en el Cabezo Roenas de la antigua ciudad de Begastri. Los momentos posteriores a la Reconquista cristiana de la zona, en el siglo XIII, serían determinantes en algunos de los aspectos de la Historia del municipio.
En pocos años Cehegín pasó de tener una pequeña comunidad mozárabe en los siglos IX y X, en las ruinas de Begastri, a tener una repoblación cristiana, que comenzaría por Canara y otra despoblación a partir de 1264, tras las revueltas mudéjares en toda la Península. Tras la revuelta, Alfonso X donaría Cehegín a la Orden del Temple, y tras la desaparición de la Orden el municipio pasaría a formar parte de la amplia administración de la Orden de Santiago.
Pero la gran repoblación de Cehegín no llegaría hasta el siglo XV y XVI, tras la Reconquista en 1492 del reino nazarí de Granada y la pacificación de todas las áreas cercanas a la frontera. El siglo XVIII constituiría el momento de mayor esplendor del municipio, con la construcción de importantes monumentos y edificios.
El siglo XIX supondría un verdadero cambio para la zona. En 1847 se expropiaba a la Orden de Santiago buena parte de sus dominios y pueblos como el de Cehegín veían cómo se transformaba el régimen administrativo de sus tierras. De este siglo son algunas de las construcciones más antiguas que vemos en el entorno de El Ribazo, época en el que la labor principal de la población era el agro, y de manera especial la recogida de esparto y cáñamo para la manufactura de los productos que se conseguían con ellos, una industria de gran importancia para Cehegín. Tras el auge demográfico de mediados del siglo XX, cuyo testimonio es la antigua escuela unitaria hoy abandonada, llegaría la caída de los niveles de población, bien por la emigración a otras provincias o el paso de los habitantes al núcleo de Cehegín. Hoy día, unas cuantas casas motean el paisaje de olivares de El Ribazo.
La economía de El Ribazo tiene su base principal en la agricultura. La cercanía al Río Quípar garantizó el agua para regar estas fértiles tierras durante muchos años. En la actualidad los huertos de frutales siguen bordeando esta ribera del margen izquierdo del río. Los cultivos a los que se dedican estas tierras principalmente son los albaricoques, los melocotones, los cítricos y algo de manzana. Alguna empresa agropecuaria está instalada en esta pedanía pero el sector industrial se encuentra emplazado preferentemente en el cercano polígono industrial El Almarjal.
La pequeña población de El Ribazo dispone de los servicios públicos primarios en poblaciones cercanas.
Esta pequeña pedanía ceheginera queda ubicada en plena ribera del Río Quípar. El Ribazo se encuentra concretamente en el tramo final de Río Quípar, a unos 16 Km. de su desembocadura en el Pantano de Alfonso XIII o Embalse del Quípar.
A diferencia de los tramos alto y medio del río que discurren entre olmedas, alamedas, choperas y saucedas, en este tramo final, que fluye sobre margas yesíferas y sustratos salinos, la vegetación predominante son los tarais (Tamarix sp.) y diversas especies halófitas.
Juncos y algunas gramíneas son también frecuentes pero destaca, sobre todo, el bosquete de álamos (Populus alba) que puebla esta zona de la ribera del río próxima a la pedanía de El Ribazo.
El paisaje que rodea las casas se halla jalonado de huertos de frutales y algunas pequeñas balsas que almacenan el agua para regar los cultivos típicos de la zona, en su mayoría frutales. Albaricoqueros, melocotoneros, perales, ciruelas o manzanos, encuentran aquí unas buenas condiciones climáticas y edáficas para su cultivo.
En la gastronomía de Cehegín destacan platos tan populares como los potajes y las migas con tajás (elaboradas con harina y carne de cerdo). También son representativos el empedrao, la olla de tocino fresco, las carnes a la brasa o en su jugo, así como una gran variedad de arroces que se acompañan con carne y verdura, Rin-Ran y caldo de espárragos.
No hay que olvidar los dulces más tradicionales como las almendras garrapiñadas, las picardías y el alfajor, aunque también se elaboran los cascos de calabaza y las yemas de huevo acarameladas.
Dada la cercanía de Cehegín, los dispersos vecinos de El Ribazo suelen acudir a las fiestas patronales de La Villa.
Las fiestas patronales más importantes están dedicadas a la patrona, la Virgen de las Maravillas, unas fiestas multitudinarias que cuentan con un gran recinto ferial que acapara los eventos más importantes y gran multitud de peñas y barracas.
Tampoco se olvidan las fiestas de Semana Santa y las de la pedanía vecina de El Escobar, dedicadas a la Virgen de las Nieves, que son muy populares entre los cehegineros y vecinos de estos contornos.